Uno de los efectos más palpables del cambio climático es la estacionalidad cambiada. El invierno y el verano ya no empiezan ni acaban cuando solían hacerlo. De la anécdota del cambio en el momento de floración de algunas plantas (como la floración de los almendros, todo un acontecimiento nacional en Japón) o de la llegada de golondrinas o de la eclosión de las mariposas se pasa a efectos ecológicos en cascada que dejan funciones sin realizar. La polinización, por ejemplo, requiere de la sincronización entre la producción de flores y la presencia de los insectos. Como cada organismo responde de forma distinta al cambio en el clima, se pierde la sincronización y con ello la función asociada.
La estacionalidad cambiada afecta a más cosas de las que pensamos, muchas con importantes implicaciones económicas y sociales. Por ejemplo, afecta a la programación de las cosechas y de las recolecciones, al inicio, finalización y duración de la temporada de incendios, y al calendario de enfermedades como la gripe.
Y de los efectos en cascada pasamos a los ciclos de retroalimentación o círculos viciosos:
Lo que se conoce como Retroalimentación positiva genera situaciones que carecen de regulación y control: un ejemplo importante por su magnitud es la que afecta al permafrost (suelos que teóricamente siempre están congelados). El permafrost del Ártico ha acumulado inmensas reservas de carbono orgánico durante cientos de miles de años. El calentamiento global hace que el suelo helado se funda y eso genera la liberación rápida de todo ese carbono acumulado poniendo en circulación gases de efecto invernadero (CO2 y metano) que acrecientan el calentamiento entrando así en un círculo vicioso
Otro ciclo de retroalimentación positivo lo encontramos con la sustitución de superficies blancas (la nieve y el hielo que cubren amplias zonas) por superficies oscuras (agua, tierra, bosques) por el calentamiento global. Las superficies oscuras atrapan más calor y acrecientan el calentamiento que compromete cada vez a más superficies heladas.
El cambio climático genera alteraciones en el propio sistema climático. Por ejemplo, el cambio climático está modificando la llamada corriente en chorro, que se atenúa: esto no solo afectará a nuestros viajes en avión (que, por cierto, se verán sacudidos por turbulencias cada vez más fuertes) sino que esa corriente en chorro más floja provoca más “vaguadas”, es decir situaciones de bolsas de aire frío aisladas en altura (danas), o se hace más fácil que lleguen olas de frio polar a los trópicos, y olas de calor tropical al ártico
Una atmósfera más caliente por efecto del cambio climático significa mas energía y eso conlleva un clima inestable, con eventos extremos de mayor intensidad y frecuencia. Ciclones y huracanes, gotas frias, lluvias torrenciales, pero también olas de calor y sequias intensas
Todo esto tiene terribles impactos no solo en nuestro bienestar sino en nuestra salud. Miles de personas fallecen cada año por los efectos directos del cambio climático y decenas de millones de personas se ven profunda y negativamente afectadas de forma indirecta por un clima alterado. Hay mucho que se puede y que se debe hacer en relación al cambio climático: mitigarlo (reduciendo emisiones y captando CO2) y adaptarnos a ese nuevo clima que ya está aquí. En resumidas cuentas, reorganizar nuestro modo de vida y disminuir nuestra huella ambiental.
¿Te ha gustado?
User Review
( votes)Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.
Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.
Deja tu comentario