Estás aqui -> Inicio » La salud de la humanidad » Olas de calor salvajes desafían a la ciencia y a la humanidad

El verano de 2022 ha sido el que más fallecimientos ha causado en España en los últimos 72 años: 120.000 personas han perdido la vida. Aún no se han podido entender del todo las causas, pero sin duda las olas de calor largas, intensas y recurrentes han tenido mucho que ver en ello. 2022 ha superado en decesos incluso al verano de la pandemia (2020). Y es que el calor sufrido ha sido de récord absoluto. Cuando en promedio los veranos españoles han tenido 7 días de ola de calor, en el 2022 ha habido 42. Ha sido el verano mas caluroso registrado en España y 31 provincias han registrado los valores térmicos más altos de su historia. Estas altas temperaturas no solo matan por el conocido ‘golpe de calor’, sino que agravan patologías prexistentes, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, pulmonares, renales, gastrointestinales o incluso neurológicas.

España ha encabezado los registros de exceso de mortalidad (fallecimientos por encima del promedio de un país para una época determinada) de toda Europa, seguida de lejos por Alemania y Suecia. El sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), estima que en España se han producido algo más de 4.700 muertes relacionadas con el exceso de temperatura entre finales de abril y comienzos de septiembre. Ha sido, no obstante, un golpe de calor letal en buena parte de Europa con récords absolutos tanto de calor como de fallecimientos en varios países como el Reino Unido. Hay que tener en cuenta que un factor determinante de este exceso de mortalidad es también el colapso de los centros de atención médica.

Calor mortal (Edición e IA prompting: Marc Almeida)

Las olas de calor persistentes tienen graves repercusiones en los ecosistemas y las sociedades. Repercusiones que son fundamentalmente tres: exceso de mortalidad, incendios forestales y pérdidas de cosechas. Rousi y colaboradores (Nature Communications 2022) han identificado a Europa como un punto caliente de olas de calor, mostrando tendencias ascendentes en estos eventos extremos que son de tres a cuatro veces más rápidas en comparación con el resto de las latitudes medias del hemisferio norte durante el periodo de estudio que comprende los últimos 42 años. Esta tendencia acelerada está vinculada a cambios atmosféricos dinámicos que se asocian sobre todo a un aumento en la frecuencia y persistencia de los estados de doble chorro sobre Eurasia. Los estados de doble chorro son particularmente importantes para las olas de calor de Europa occidental, explicando en un buena medida el patrón observado (en términos estadísticos explican hasta un 35% de la variabilidad de la temperatura). La tendencia al alza de la persistencia de los estados de doble chorro explica casi toda la tendencia observada en la aceleración de las olas de calor en Europa occidental, y cerca del 30% de la misma en toda la región europea.

Ciertas configuraciones de la corriente en chorro están vinculadas a extremos térmicos en diferentes regiones de latitud media, regiones clave para la producción de cereales y que pueden poner en peligro la seguridad alimentaria mundial y la estabilidad social. Estas investigaciones avanzan nuestra capacidad de evaluar y anticipar el riesgo ambiental, social y geopolítico bajo un cambio climático no mitigado.

Las olas de calor en Europa están aumentando tres veces más rápido que en otras regiones (Edición e IA prompting: Marc Almeida)

A medida que la Tierra se calienta debido al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, la temperatura global aumenta y, por tanto, las olas de calor incrementan en duración e intensidad. Esto significa que un umbral de temperatura determinado se supera cada vez con más frecuencia y la probabilidad de calor extremo aumenta. Sin embargo, los cambios en el uso del suelo, el cambio de la vegetación, el riego, la contaminación atmosférica y otros cambios derivados de las actividades humanas también impulsan las tendencias locales y regionales de las olas de calor. A veces aumentan la intensidad de las olas de calor, pero en ocasiones también pueden contrarrestar los efectos del cambio climático y, en algunas regiones, los mecanismos que influyen en las tendencias de las olas de calor aún no se han identificado completamente.

Los modelos climáticos simulan razonablemente bien las olas de calor y el aumento de la intensidad y la probabilidad del calor extremo a gran escala. Sin embargo, los cambios en las temperaturas máximas diarias anuales no siguen el calentamiento global en algunas regiones, como el este de Estados Unidos y partes de Asia, lo que refleja la influencia de los factores locales y la variabilidad natural. Además, la variabilidad de la temperatura calculada en muchos modelos climáticos no es realista. Por todo ello, la atribución y la proyección fiables de los cambios en las olas de calor siguen siendo un reto científico importante en muchas regiones, sobre todo en las que el balance de humedad no está bien entendido, y en las que los cambios en los usos del suelo y en la humedad del suelo son importantes.

Las olas de calor extremas son una lección dura para la ciencia del clima (Edición e IA prompting: Marc Almeida)

Las temperaturas sin precedentes se están produciendo con más rapidez y furia de lo que los investigadores esperaban. Esto plantea interrogantes sobre lo que cabe esperar en el futuro. El hecho de que las temperaturas hayan superado el umbral mucho más rápido de lo previsto podría deberse a que los modelos climáticos no recogen todo lo que influye en las olas de calor y parece que podríamos haber podido subestimar el verdadero impacto de este aspecto del cambio climático.

Las olas de calor no solo son más intensas sino también se adelantan en algunos lugares, como India y Pakistán en 2022, que experimentaron temperaturas abrasadoras de marzo a mayo, meses antes de los periodos más cálidos del año. Algo parecido ocurrió en Mayo de ese año en España, con la ola de calor más temprana de su historia. Otra característica llamativa de los últimos meses es que el calor extremo se ha producido simultáneamente en varias partes del mundo. A finales de julio, China y el oeste de Norteamérica se asaron con temperaturas más altas de lo normal, al mismo tiempo que Europa. Mientras las temperaturas globales siguen aumentando, los científicos del clima reiteran la importancia tanto de reducir las emisiones de carbono como de aumentar la capacidad de adaptación de la población a las temperaturas extremas. La ola de calor en el Reino Unido en 2022 fue una gran llamada de atención sobre la vulnerabilidad de la nación al calor extremo. Después de décadas trabajando en proyecciones climáticas para el futuro, los incendios forestales que arrasaron la zona urbana de Londres alimentados por el calor extremo, sorprendieron a todos, incluyendo a los científicos del clima.

Sin margen para dudas políticas en la atribución de eventos extremos al cambio climático (Edición e IA prompting: Marc Almeida)

Es preciso hablar claro. Pero no siempre es posible. A veces porque no se tienen las cosas claras y a veces porque da miedo hacerlo. La conexión de los eventos climáticos extremos como sequias, olas de calor o tormentas extraordinarias con el cambio climático es científicamente evidente. Por ese lado resulta fácil hablar claro. Sin embargo, como analizan Hai y Perlman (Science Advances 2022) a muchos políticos les cuesta hacer esas vinculaciones en público por el temor a la reacción de sus votantes.

Aunque un análisis de los comunicados de prensa del Congreso de Estados Unidos revela un ligero aumento de la disposición de los políticos a hacerlo, muchos siguen dudando. ¿Por qué? Porque la atribución de olas de calor y eventos extremos al cambio climático puede ser contraproducente, perjudicando la popularidad de los políticos y socavando su capacidad de establecer políticas eficaces de adaptación a las manifestaciones visibles del cambio climático. Mientras que el cambio climático se ha presentado a menudo como un problema internacional con ramificaciones futuras, atribuir al cambio climático las catástrofes locales que se dan hoy en día tiene el potencial de hacer que el cambio climático parezca más apremiante desde el punto de vista temporal y más inmediato desde el punto de vista geográfico, dos características que deberían reforzar el apoyo a las medidas de mitigación y no solo a las de adaptación al cambio climático. Por otra parte, para los políticos menos interesados en los esfuerzos de mitigación, culpar de los incendios forestales o de las inundaciones a un fenómeno que representa un fallo internacional les ayuda a desviar la atención de los fallos locales, como la gestión forestal insuficiente o el mal mantenimiento de las infraestructuras. Hay que dejarse de miedos y dudas. Hay que trabajar por una ciudadanía informada, capaz de apoyar políticos que hagan conexiones que son evidentes para la ciencia. No hay margen para mensajes tibios y políticas climáticas flojas.

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Fenando Valladares

Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.

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