5 MINUTOS CON: Razones para el optimismo

Estando como estamos inmersos en una crisis ambiental de dimensiones históricas, las malas noticias no paran de sucederse. Especies que se extinguen, eventos climáticos extremos que baten todos los records conocidos, zonas devastada por huracanes, sequias o conflictos derivados de unos recursos menguantes, contaminación en tierra, mar y aire… Ante todo esto ¿Hay margen para el optimismo? ¿Cómo podemos enfrentar esta avalancha creciente de noticias preocupantes?

En primer lugar, conviene recordar que los psicólogos valoran mucho al optimista. El optimista no es necesariamente alguien ingenuo incapaz de ver más allá, sino que suele ser más bien todo lo contrario. Es alguien capaz de ver la parte positiva, pero también la negativa. Y precisamente por ver el lado más negativo tiene el impulso de moverse, de hacer algo para sortearlo o superarlo. Sin embargo, el pesimista se centra en lo negativo y se frena a si mismo instalándose en una realidad a medias. La buena noticia es que el optimismo se puede trabajar. Todos podemos desarrollar un cierto grado de optimismo cuando se nos presentan las circunstancias apropiadas o cuando vemos situaciones esperanzadoras. Por eso es clave recordar lo que funciona o ha funcionado, lo que salió bien. Y afortunadamente en el medio ambiente muchas cosas han salido bien.
3. Entre los casos felices más claros y sencillos están los de muchas acciones de conservación que, como los que se centraron en algunos felinos emblemáticos, han dado buenos resultados. Felinos que, por encontrarse en la cúspide de la pirámide trófica, tienen un gran papel regulador de sus presas y contribuyendo a la regulación y equilibrio de los ecosistemas a través de toda una serie de efectos en cascada que da lugar su presencia.

Es el caso del lince ibérico y también del felino más grande del mundo, el tigre de Siberia o de Amur. Hace apenas dos décadas, el lince ibérico contaba tan solo con un centenar de individuos. Ahora hay más de 1100. Un crecimiento demográfico que sumado a la tendencia positiva de todos los parámetros poblacionales invita al optimismo, aunque la especie no está aún fuera de peligro El tigre de Siberia ha pasado de 40 a 600 individuos en medio siglo gracias al desarrollo de corredores ecológicos, a la protección decidida por el gobierno ruso y a la colaboración entre Rusia y China.

Entre los casos felices algo más complejos destaca el caso del agujero de ozono. Durante décadas se observó una disminución de la capa de ozono en la estratosfera dando lugar a un agujero primaveral en esta capa vital para la vida. El agujero de ozono, especialmente importante en el polo sur, permitía la entrada de una cantidad excesiva de radiación ultravioleta, afectando no solo a los animales y las plantas sino al propio ser humano con cánceres de piel y daños oculares. La emisión de compuestos fluorocarbonados y otros gases empleados en aires acondicionados, o como propelentes de espumas y diversos espráis, era la principal responsable del grave problema con el ozono. En 1987 se firmó un protocolo en Montreal que dio lugar a una disminución muy drástica de la emisión de estos compuestos a la atmósfera y a una recuperación gradual de la capa de ozono. El éxito del protocolo de Montreal abre una puerta de esperanza para resolver problemas ambientales globales mediante acuerdos globales. Podría ser el caso del cambio climático.

¿Qué opinan las personas cuando son preguntadas sobre si hay margen para el optimismo ante la crisis ambiental y el cambio climático? …

En conclusión, hay razones para el optimismo en materia ambiental, pero hay que trabajarlas, ya que el optimismo ambiental requiere vencer tanto la inercia social a valorar más el pesimismo como el aluvión diario de malas noticias. Y para ello, nada mejor que conocer los numerosos casos en los que las cosas sí que resultaron bien.