Estás aqui -> Inicio » La salud de la humanidad » 5 MINUTOS CON… Inundaciones y sequias, el cambio climático en acción

El cambio climático se acelera y a su paso deja tanta desolación como confusión. Parte de esa confusión la generan unas precipitaciones contrastadas que en algunos sitios traen consigo sequias mientras que en otros traen inundaciones. Incluso en algunas zonas, como en Europa, unos años trae inundaciones (por ejemplo 2021) y otros años sequías (2022) prácticamente en los mismos lugares. Esto hace difícil encontrar patrones o tendencias claras y da alas a los escépticos y negacionistas del cambio climático. Pero sí, estos efectos tan opuestos están disparados por el mismo proceso, el calentamiento de la atmósfera por la emisión de gases de efecto invernadero. Un calentamiento que incrementa la variabilidad del clima y que hace cada vez más raro que llueva de forma suave y continua: o llueve mucho menos de lo normal o llueve mucho más y de forma torrencial.

A pesar de esta gran variabilidad de las precipitaciones en el nuevo clima inducido por los seres humanos, es posible encontrar ciertos patrones gracias a la estadística y a la investigación multidisciplinar. Esta investigación permite reconstruir series temporales largas de temperatura y precipitación en zonas y momentos en los que no hay o no hubo registro instrumental. Enlazando series climáticas extraídas de los anillos de los árboles europeos, combinando datos de crecimiento y análisis químicos complejos de árboles vivos y muertos, tanto intactos como transformados en muebles o en piezas históricas o arqueológicas, se ha podido reconstruir el patrón histórico de las lluvias y las sequias en extensas regiones.

Ahora sabemos que, a pesar de las sequías ocurridas en los periodos celtas, LALIA, medieval o renacentista, Europa sufre ahora las sequías más fuertes en los últimos 2.110 años de su historia. Y las imágenes en 2022 son muy elocuentes de la intensidad creciente de las sequías europeas. Barcos sobre el fondo de ríos casi secos han dado numerosas portadas en el último año. Esta sequía de 2022 ha sacado a la superficie buques nazis hundidos y ha convertido el tráfico fluvial en el centro de Europa en un auténtico campo de minas. Algunos de estos barcos alemanes hundidos afloran ahora, por ejemplo, en el Danubio y los habitantes de ciudades como Prahovo en Hungría y en la vecina Rumanía están preocupados porque aún contienen toneladas de municiones y explosivos. Estas cargas que la sequía pone al descubierto suponen un grave riesgo ambiental y comprometen los recursos pesqueros.

Una de las imágenes más desgarradoras de la sequía europea son las de las conocidas como “piedras del hambre”. Son grandes piedras que solo quedan al descubierto cuando el caudal de los ríos baja mucho. En ellas se leen inscripciones tan terribles como “Si me ves llora” aludiendo al hecho de que poder leer esas inscripciones traería tarde o temprano fallos en las cosechas y hambrunas. Las piedras del hambre del rio Elba quedarían expuesta durante un período de aguas bajas coincidente con las hambrunas de la Primera Guerra Mundial. Y volverían a verse en 2018 y en 2022 durante las sequías estivales históricas. Piedras que se veían muy de tarde en tarde se ven ahora cada vez con más frecuencia.

Un estudio reciente nos permite entender mejor que hay detrás de la creciente sequía en Europa. Se trata del anticiclón de las Azores, que, junto con la zona de bajas presiones de Islandia determina los patrones de viento y lluvia en al Atlántico norte. El anticiclón de las Azores influye mucho en el clima de buena parte de Europa, sobre todo la lluvia invernal en la mitad occidental del continente. A partir de la era industrial la extensión de este anticiclón ha ido aumentando en concordancia con el cambio climático de origen humano. Esta expansión del anticiclón de las Azores es la principal responsable de las sequías frecuentes y prolongadas que vamos sufriendo en las últimas décadas.

La ciencia del clima concluye que esta gran expansión del anticiclón de las Azores surgió después de 1850 y se reforzó durante el siglo XX y XXI con el calentamiento de origen antropogénico sin el cual no podríamos explicar esta mayor frecuencia e intensidad de las sequias que ocurren actualmente en Europa.La conexión de los eventos climáticos extremos como sequias, olas de calor o tormentas extraordinarias con el cambio climático es científicamente evidente y por tanto no deberíamos dudar en establecer esas conexiones y reducir la frecuencia de estos eventos abordando la causa última, que no es otra que la emisión de gases de efecto invernadero.

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Fenando Valladares

Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.

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