Estás aqui -> Inicio » La salud de la humanidad » “Harían falta cuatro pandemias para paliar el cambio climático”

Fernando Valladares le gusta salir a correr por la montaña: aunque a veces le cueste ponerse en marcha, cuando ya está trotando por ahí comprende esa maravilla que es hacer ejercicio físico, sobre todo si es en plena naturaleza. Ese deslumbramiento ante lo natural lo experimentan muchos, pero es que Valladares además es ecólogo, de modo que tiene la mirada entrenada para ver los efectos del deterioro del medio ambiente ocasionado por los humanos. Ve que falta flora, que falta fauna, que falta nieve. Y eso importa.

“La biodiversidad cumple tantísimas funciones en los ecosistemas que solo podemos cuantificar un pequeño porcentaje: polinización, filtrado de agua, regulación, etc… A veces solo percibimos esas funciones cuando fallan, al mermarse la biodiversidad”, explica el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Una de esas funciones es, precisamente, ejercer como protección contra pandemias como la que ahora enfrentamos. “Las zoonosis son parte de un ecosistema alterado”.

Sobre la pérdida de biodiversidad y cambio climático ha hablado Valladares en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, como parte del congreso MadBlue que se centra en la cultura y la innovación en torno al desarrollo sostenible. Según explica, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el calentamiento global son tres procesos puestos en marcha por el ser humano que discurren paralelamente interaccionando de manera compleja, y que no van a traer nada bueno. “El concepto de Antropoceno, aunque no hay consenso en cuanto a su precisión geológica, es muy útil para entender lo que está pasando: procesos planetarios producidos por la humanidad que dejamos en herencia a las siguientes generaciones”.

Respecto al cambio climático, la cosa no va bien. La ONU publicó esta misma semana un informe que revela que el cambio climático ni siquiera ha sido frenado en 2020, el año en el que el mundo se paró por la pandemia: los indicadores incluso han empeorado. Hay mayor temperatura, mayor deshielo, mayor concentración de gases de efecto invernadero. “Harían falta cuatro parones como el de la pandemia para llegar al objetivo de reducir las emisiones un 23% en 2030”, dice Valladares, “esto nos da una idea la magnitud de la tarea que tenemos por delante. Pero a mí me gusta ser optimista”. La actual Ley de Cambio Climático y Transición Energética le parece que nace ya poco ambiciosa, pero es un buen marco jurídico del que partir, que incluye las posibilidades de mejora. A su juicio le falta regular mejor las emisiones o concretar mejor las ayudas fiscales a las actividades sostenibles.

“Es importante que aprendamos a compaginar el objetivo del desarrollo económico con la protección del medio ambiente”, dice el científico, “es complicado como batir los ingredientes para hacer mayonesa: es fácil que se corte”. En este proceso tiene suma importancia un cambio conceptual y de lenguaje: tenemos que reaprender qué es desarrollo, qué es progreso, etc. “Indicadores como el Producto Interior Bruto (PIB), que solo tienen en cuenta lo económico y no otras cuestiones, ya no nos sirven”, señala Valladares.

Según vaya avanzando el cambio climático habrá que enfrentar diferentes olas de negacionismo, sobre todo porque muchas veces es difícil conectar, tanto científicamente como dentro de la mente de las personas, los futuros eventos catastróficos (como ocurrió con el temporal de Filomena). Hay los que niegan la existencia del calentamiento global. Hay quien dice que es imparable y que no debemos intentar hacer nada, que ya veremos. “En Vox, por ejemplo, están en una fase primigenia de negacionismo, diciendo que existe el calentamiento, lo que es una obviedad, pero que no está causado por el ser humano”, explica el científico.

“A lo largo de la historia se ha ido poniendo la ciencia al frente según ha ido conviniendo”, dice Valladares, “en los primeros momentos de la pandemia fue así, luego ya entraron otras consideraciones políticas o económicas. Aun así, creo que la ciencia siempre ha de ser tenida en cuenta, siempre tiene que ser parte de la solución”. La pandemia ha puesto a prueba a la ciencia y, sobre todo, a la confianza pública en la ciencia. Más que nunca se entiende la importancia de que se divulgue el conocimiento científico y el pensamiento crítico, actividad en la que Valladares se ha volcado notablemente, escribiendo en medios, manteniendo una nutrida página web o dando charlas como la de MadBlue.

Ha dado un paso al frente, cosa con la que algunos científicos tienen recelo, porque ven que es necesario perder precisión a la hora de divulgar sus hallazgos. “A mí me interesa mucho ahora la conexión de la ciencia con la cultura, con el arte. Estamos viendo que es difícil el cambio social basándose solo en la racionalidad: para llegar a la gente hay que apelar también a la emoción”, concluye el biólogo.

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Fenando Valladares

Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.

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