Estás aqui -> Inicio » La salud de la humanidad » El valle del Colca

El abrupto e impresionante valle del río Colca es uno de los puntos más conocidos de Perú y un destino habitual de miles de turistas de todo el mundo. En estos momentos con el país pasando su tercera ola de la Covid-19 la presencia de turistas era mínima lo cual genera sentimientos muy contradictorios, ya que por un lado uno se siente privilegiado de poder disfrutar de paisajes incomparables en un gran silencio y con gran tranquilidad, es evidente que esta situación compromete las precarias economías de miles de peruanos y peruanas. Visitar el valle nos permitió tres objetivos: conocer los ecosistemas áridos y de montaña de esta región andina, aclimatarnos a altitud (todo el tiempo estábamos por encima de 3000 metros, salvo las bajadas puntuales al río) y preparar la logística y el plan de las etapas que recorreríamos a pie la semana siguiente.

Colca proviene de las palabras Collaguas y Cabanas, dos etnias que habitaban a lo largo del río Colca. A modo de diferenciación étnica, ambos grupos practicaban la deformación craneana: los dos grupos Collaguas (Laricollagua y Yanquecollagua) lo hacían en punta, mientras que los Cabanas, en forma ancha y chata. Estas prácticas fueron prohibidas por orden del virrey español Francisco de Toledo. Desde entonces, la diferenciación se haría a través de los sombreros. El cañón, sobrevolado a menudo por los icónicos cóndores, tiene una profundidad de 4160 m, y es el cuarto cañón más profundo del planeta. Queda incluido en el departamento de Caylloma y ha sido habitado al menos durante los últimos 8000 años. Existen registros arqueológicos de asentamientos de 6000 años antes de Cristo con una economía de caza y recolección apoyada en los camélidos sudamericanos (vicuña y guanaco, del que derivarían las formas domesticas de alpaca y llama). En el 600 d. C. al 900 d. C. el Imperio wari, originario de Ayacucho, se hizo con la administración de los poblados del valle del Colca. Entorno al 1450 d. C., los Collaguas y Cabanas pasan a formar parte del Imperio incaico por Túpac Inca Yupanqui, y Coporaque fue el centro de la administración inca de la zona. Los españoles entran en la zona en 1535 y a partir de entonces los cambios sociales, ambientales y también reliogiso-espirtuales (los franciscanos se tomarían muy en serio la evangelización de la región) se suceden a gran velocidad, con numerosas situaciones cruentas e impactantes que son objeto de polémica en la actualidad. En 1626 se descubren las primeras minas de plata, lo cual supuso otro revulsivo más para la zona. La plata hizo que pueblos como Caylloma, Tisco, Sibayo y Callalli entrarán en auge debido a su cercanía con las minas, mientras que las zonas agrícolas como Yanque, Lari y Chivay decaen paulatinamente, las poblaciones abandonan las andenerías (las caracteristas terrazas o bancales que jalon multitud de valles andinos) y empiezan a aparecer problemas de desnutrición, hambre, epidemias y mortandad.

El Proyecto Majes (Proyecto Especial Majes Siguas, de usos múltiples de los recursos hídricos de las cuencas del Pacífico de la costa sur del Perú ) significó cambios muy profundos en la estructura y dinámica del Colca con la construcción de carreteras, canales, represas, túneles, rompiendo el aislamiento de la zona. Hoy, bajo la amenaza del cambio climático, el drenaje del agua glaciar hacia el desierto que supone este colosal proyecto levanta todas las alarmas ambientales. Alarmas que no son percibidas por la población y que son ignoradas por los representantes políticos.

El río Colca, que nace en los cerros Yaretane y Torre (4750 m s. n. m.) tiene unos 130 km de recorrido, con dirección Suroeste-Noreste. Por el lado izquierdo está flanqueado por montañas de origen volcánico, entre las que destacan el Ampato (6280 m.s.n.m.), el Sabancaya y el Hualca Hualca, mientras que por el lado derecho se encuentra la cordillera volcánica del Chila, que incluye al Mismi (5598 m s. n. m.), considerado como el origen más remoto del río Amazonas. El Colca va cambiando de nombre durante su recorrido: al confluir con el río Andamayo toma el nombre de río Majes y al confluir con el río Pucayura, cerca de la costa, toma el nombre de río Camaná.

La zona cuenta con un vulcanismo activo. El Sebancaya emite permanentemente fumarolas visibles a cientos de kilómetros, y hay numerosos geiseres como el de Pinchollo desde el que hay vistas impresionantes del Hualca Hualca.

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Fenando Valladares

Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.

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