La humanidad ha pasado o está pasando por tres grandes crisis: 1) el fracaso de la implementación de derechos humanos derivado de la desigualdad creciente, 2) la pandemia de la COVID-19, y 3) los embates cada vez más salvajes del cambio climático. Un reciente informe del Consejo Mundial de la Felicidad muestra que utilizar la felicidad como objetivo político general pone la cooperación intergubernamental al servicio de un bien común tan necesario como aceptable para todos. Una puntuación media de la satisfacción vital proporciona una medida general fácil de entender de la calidad de vida y un indicador claro y universal del éxito de las políticas. La distribución de las puntuaciones de satisfacción vital también puede proporcionar medidas de desigualdad que son más completas que cualquiera de las estadísticas habituales relativas a la distribución de ingresos y riqueza financiera. Utilizando la felicidad como objetivo político general se puede poner la cooperación intergubernamental al servicio del bien común. Puede ser más fácil encontrar políticas coherentes si la felicidad se convierte en la moneda común para evaluar los resultados de las políticas.
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El abordaje de las tres crisis de la humanidad mejora con la felicidad como objetivo
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Centrarse en la felicidad va más allá de los beneficios directos para los beneficiarios de los servicios públicos para incluir el impacto de los servicios en la felicidad tanto de quienes los diseñan y prestan como de los que viven en las comunidades circundantes.
Resulta más fácil encontrar políticas coherentes si la felicidad se convierte en la moneda común para evaluar los resultados de las políticas que usando indicadores económicos como el producto interior bruto. Esto, a su vez, puede ayudar a la consecución de un sentido más amplio de propósito común, algo clave para hacer frente a las grandes crisis globales de la humanidad.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
El contacto con una naturaleza bien conservada genera un mayor bienestar psicológico y una imagen corporal positiva. El trabajo de Stieger y colaboradores (2020 International Journal of Environmental Health Research) reveló que estar al aire libre se asoció con una imagen corporal significativamente mejor. El tipo de entorno específico también fue importante, y los espacios azules y los bosques y praderas tuvieron efectos más fuertes que otros entornos.
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Conservar el medio ambiente no es una limitación sino un medio para mejorar la felicidad
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Por tanto, conservar la naturaleza no es una limitación a nuestro desarrollo sino un elemento imprescindible para alcanzarlo como demuestran estos resultados en los que la exposición diaria a entornos naturales en buen estado genera una mayor felicidad.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
El clima o la contaminación afectan al bienestar subjetivo, y la felicidad aumenta con políticas ambientales que reducen la contaminación. Estas políticas tienen un impacto positivo en las generaciones futuras, pero también en la felicidad del individuo presente.
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Los españoles son más felices sin contaminación ni cambio climático y están dispuestos a pagar por ello
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Cuñado y Pérez de Gracia obtuvieron en un estudio hace ya 10 años (Social Indicators Research 112,) que la gente estaría dispuesta a pagar entre 325 y 609 euros per cápita al año para reducir en un día al año el número de días en los que la contaminación atmosférica supera el límite de 50 μg/m3, es decir, la gente está dispuesta a pagar un 1,4% de sus ingresos para reducir la contaminación atmosférica en un 1%.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
Un estudio realizado en España por Somarriba Arechavala y colaboradores (Journal of Happiness Studies 23) reveló que la felicidad depende de factores relacionados directamente con el entorno físico (la presencia de parques, el estado de la naturaleza). La felicidad de las personas estudiadas también mejoró con aspectos relacionado con el capital social como la confianza en los extraños, la libertad y el establecimiento de asociaciones. El trabajo demuestra que las cuatro bases de la sostenibilidad (económica, social, cultural y medioambiental) están estrechamente conectadas con el buen vivir, la calidad de vida y el bienestar subjetivo.
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Tanto el capital natural como el social resultan esenciales para la felicidad de los españoles
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La felicidad es por tanto un proceso multifactorial, y no un resultado final, y está basada en dos ejes: el avance hacia el concepto de «Una sola salud“ (One Health), extensible desde el humano y los animales hasta el planeta, y la disminución de la estratificación social del bienestar implementando políticas dirigidas a los grupos desfavorecidos.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
Enfrentamos una grave crisis ambiental con importantes derivadas sociales y económicas, pero el creciente énfasis en evitar riesgos complica los procesos de aprobación de medidas y dificulta la realización de algo fuera de lo común. Esto frena las innovaciones y las colaboraciones entre profesionales y responsables políticos.
El truco para resolver esta situación está en encontrar formas de limitar los malos resultados, compartiendo y aceptando riesgos e incertidumbres para generar novedad y confianza. Órdenes superiores de gobierno deben desarrollar un clima en el que se fomente la innovación en los niveles inferiores y en las unidades más pequeñas, lo que implica una transferencia del riesgo.
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Ante la crisis hay que reducir nuestra aversión al riesgo para generar novedad y confianza
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Por ejemplo, los parques infantiles suelen estar cerrados tras la jornada de trabajo, al igual que exposiciones de arte y muchos espacios públicos, porque los gestores locales no se fían de los accidentes, las denuncias, y los robos. Aquí debe intervenir la Administración para proporcionar la distribución de riesgos necesaria. Esta transferencia ascendente de la asunción de riesgos puede servir para que se fomentan nuevas actividades, al tiempo que se eliminan los obstáculos a las iniciativas locales.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
Frente a la gravedad de la crisis ambiental y su derivadas económicas y geopolíticas hay quienes piensan que se impondrá nuestra tendencia a la resolución violenta de los problemas. Sin embargo, reconciliarnos con la naturaleza podría tener efectos balsámicos que nos harían ver las cosas de otro modo.
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La naturaleza nos amansa
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Nuestra vida en el medio urbano supone un grave riesgo para nuestra salud física y mental. Los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y la depresión son un 56 % más frecuentes en los entornos urbanos que en los rurales. Morales García (2022, The Conversation) nos muestra que el contacto con la naturaleza “apacigua nuestra amígdala”, esa región del sistema nervioso encargada del control de las emociones y los sentimientos. La amígdala inhibe conductas y ayuda en la toma de decisiones. También controla la ingesta, el miedo, el estrés, los recuerdos, la conducta sexual y la agresividad. Nos ayuda a sobrevivir en situaciones de peligro. Pero sabemos que la exposición habitual a entornos naturales relaja la actividad de la amígdala lo cual reduce el estrés y la agresividad y aumenta nuestra sensación de felicidad. Así que cuidando la naturaleza no solo resolvemos la crisis ambiental, sino que no enfadaremos a la amígdala. Lo cual nos hará mucho más felices.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
La gran población humana del planeta, que crece y consume en exceso, sobre todo el creciente componente acomodado, está erosionando los ecosistemas naturales de la Tierra y los recursos que necesitamos todos. Sin embargo, la única palanca política real de la sociedad para reducir la población humana de forma humana es fomentar una menor fertilidad per cápita. Examinando varios escenarios de cambio de la población humana mundial hasta el año 2100 ajustando las tasas de fecundidad y mortalidad (tanto intervenciones crónicas como de corta duración), Bradshaw y colaboradores (PNAS 2014) muestran que incluso las políticas de un solo hijo impuestas en todo el mundo y los sucesos de mortalidad catastrófica que podrían ocurrir seguirían dando lugar a entre 5.000 y 10.000 millones de personas en 2100.
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La solución a la crisis ambiental
no es demográfica
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El gran impulso demográfico de la humanidad significa que no hay palancas políticas fáciles para cambiar sustancialmente el tamaño de la población humana en las próximas décadas. Harían falta siglos, y el objetivo a largo plazo no estaría claro. Los resultados más inmediatos para la sostenibilidad vendrían de la mano de políticas y tecnologías que revirtieran el creciente consumo de recursos naturales per cápita.
Edición e IA prompting: Marc Almeida
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( votes)Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.
Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.
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