Este nuevo libro del CSIC deja claro que la salud humana no puede aislarse del resto de organismos. De hecho, la salud de la fauna silvestre es la base de la de todas las poblaciones de especies animales, sean humanas, domésticas o salvajes. Este es el concepto que fundamenta el programa One Health (una única salud), que desde hace años se lleva desarrollando bajo el auspicio de Naciones Unidas y que, a raíz de la COVID-19, ha cobrado una importancia y una visibilidad sin precedentes.
“Dado que la salud de los ecosistemas afecta directamente a la salud humana, la restauración ecológica es, en realidad, un servicio de salud pública. Necesitamos médicos al uso, los de la medicina tradicional, pero también, y cada vez más, médicos de ecosistemas para que la biodiversidad continúe siendo nuestro colchón protector”, afirman los autores.
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Hay fenómenos como las pandemias que demuestran los peligros de reducir el número de especies y sus interacciones
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Tras ocuparse de la crisis medioambiental que se ha ido fraguando durante décadas y la sexta gran extinción, la primera causada por una única especie, el texto aborda las dos grandes “rupturas metabólicas globales”: la primera, la agricultura, y la segunda, el cambio climático.
La aparición de la agricultura y la ganadería, que dio paso al Neolítico, modificó nuestra relación con el entorno, pero el salto a la agricultura intensiva durante el siglo XX “reventó el metabolismo de la biosfera” y dio lugar a un modo de cultivo que, según los autores, nos alimenta y nos envenena a la vez. “Las consecuencias de esta producción masiva de alimentos ya están aquí en forma de contaminación, agotamiento de recursos y problemas graves en nuestra salud», afirman.
A HOMBROS DE GIGANTES
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