Estás aqui -> Inicio » La salud de la humanidad » Etapa 3 | Del matorral seco a la pampa fría

La etapa se desarrolla en el distrito de Lluta, recorriendo una veintena de kilómetros para salvar un desnivel acumulado de 1500 metros, siempre por encima de los 3000 y por tanto todo un reto físico. Hicimos un tramo en coche hasta el pequeño pueblo de Taya, donde comenzaríamos a correr. Paisaje a gran altitud, rodeado de cumbres y valles escarpados que nos fue llevando del matorral seco del interior hasta las pampas frías donde predominan las hierbas perennes, matas cespitosas de hojas duras y punzantes de los géneros Festuca, Stipa, Calamagrostis y Poa. Se vive una sensación constante de gran altitud, con los valles de los ríos sobre los 3000 m, y la mayor parte del recorrido por encima de los 4000 m.

Todo el territorio está dominado por terrazas o andanerías. Más tarde aprenderíamos que las andanerías son construcciones de andenes, un sistema de aterrazamiento de origen precolombino. Estos andenes, conforman paisajes que se elevaban por las laderas de los valles soportando una agricultura en de policultivos mantenidos con ingeniosos canales de riego que traen el agua de las nieves y de los glaciares de las cumbres. Esta agricultura que se desarrolla desde el neolítico hasta el periodo incaico tenía su base en un gran conocimiento del medio y en un delicado trabajo que se acumulaba generación tras generación. Se llevaba el suelo fértil hasta laderas muy inclinadas, que fueron nivelando en bancales de tamaños y geometrías que se adaptaban a la orografía, disponiendo los materiales de forma muy eficiente, seleccionando cultivos en función de la altitud y la orientación llegando incluso a modificar el clima de la zona, diversificando las condiciones ambientales locales a su conveniencia.

La productividad de la tierra ha disminuido enormemente en la zona tras el período colonial, algo documentado especialmente en el cercano valle del Colca. Las estimaciones oficiales arrojan un 30% de las tierras cultivables perdidas debido a la degradación de las terrazas y a la falta de mantenimiento de los sistemas de irrigación. A esto se ha sumado una mala gestión de la tierra que ha reducido la fertilidad de los suelos. Los agricultores fueron abandonando las prácticas ancestrales, que consistían en enriquecer el suelo cubriéndolo con paja y abono orgánico, en régimen de rotación de policultivos. Se optó gradualmente por una producción agrícola a corto plazo que maximizara los resultados inmediatos y eso ha ido llevando a una degradación inexorable.

El distrito de Lluta es uno de los veinte distritos que conforman la provincia de Caylloma en el Departamento de Arequipa y fue creado en los primeros años de la República en el gobierno de Ramón Castilla. Lluta fue creada políticamente el 2 de enero de 1825. Lluta aparece en los archivos parroquiales en 1574 como doctrina franciscana conjuntamente con Taya, Huanca, Murco y Yura. Tenía cuatro pueblos: San Lorenzo de Murco; Santiago de Huanca; San Jerónimo de Taya y San Andrés de Yura, todos ellos pertenecientes a la jurisdicción de Lluta. En la actualidad el distrito de Lluta cuenta con la Municipalidad del Centro Poblado de Lluta, los anexos de Taya (con sus caseríos de Jatumpata, Mocca, Cuñirca y Santa Cecilia), Querque y Casau y dos caseríos: Toroy y Coracorral. Las principales actividades productivas son la agricultura, con productos de primera necesidad (papa, maíz, habas, trigo, cebada, quinua y alfalfa) y la ganadería. El pueblo de Lluta es producto de una reducción española aunque su historia es muy antigua. Existen pintura rupestre del estilo Toquepala y numerosos restos arqueológicos revelan ocupaciones sucesivas de Wari a Inca. El nombre de lluta tiene origen en el vocablo quechua, llucta (terrón fabricado de ceniza para ayudar el chachado de la coca) o llutay (llenar con barro y a mano sectores de una pared).

Tras tres horas de trotar se nos acercó un pastor, preocupado por si pretendíamos robarle sus alpacas y ovejas, y nos urgió a que nos fuéramos cuanto antes de allí: aunque apenas notáramos un incremento de la nubosidad, se estaba formando una gran tormenta, como todos los días en estas fechas de comienza del año. Nos avisó de que pronto nevaría y no se verían los caminos, que por otra parte estaban destrozados por las torrenteras. Avisamos a nuestro compañero que estaba en el coche y acordamos encontrarnos con él y salir de allí cuanto antes. Ya en el coche comenzó a nevar, efectivamente. Tuvimos varios momentos complicados sorteando algunos arroyos y volviendo a lo que nos parecía la pista principal, cubierta de bloques arrastrados por el agua y rota por muchos sitios. Los caminos apenas se adivinaban por la nieve a pesar de que la tormenta acababa de comenzar. Eran las 12 de la mañana y en muy poco rato aquello sería un infierno de nieve, viento y frío, imposible de atravesar en coche y muy difícil para acampar. ¡Que suerte tuvimos de encontrarnos con ese pastor! A mas de 4500 m. bajo una nevada implacable, una mujer en mitad de la nada, sentada sobre una roca, cubierta con sus hermosas telas multicolores vigilaba el rebaño disperso y quieto. Parecía saludarnos.

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Fenando Valladares

Aprender y enseñar forman un círculo virtuoso del que obtengo energía y motivación para los proyectos más ambiciosos y disparatados.

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